De mitos a realidades

Abstract

Un amigo de la tercera edad que sabe que las bromas y la risa son antídotos para la tristeza y el mal humor, dice que no es “mayor”; sino que es alguien con juventud acumulada. Y es que atribuirle a la edad otra cosa que no sea la natural satisfacción de lo vivido, es una construcción cultural que cambia con la época, el país, el nivel de escolaridad, en fin, con la historia de vida de cada ser humano. Mi abuelita con cincuenta y pico de años era una ancianita, que no se arreglaba, se vestía con unas batas anchas, siempre blancas o de tonos oscuros, el pelo hecho un moño, y no salía a la calle sola por nada del mundo.